Finales
Se sentía abrumado. La cabeza le daba vueltas. Su cerebro no lograba encausar una sola idea, un hilo de pensamientos que tuviera un final. Por fin logró abrir los ojos para comprobar que todos los primeros recuerdos de la vigilia no eran parte de una pesadilla, sino que eran parte de su vida y que lo onírico había sido la vuelta a los días calmos. Estaba tirado sobre la alfombra, en ropa interior, con el pelo enmarañado, una barba rala que no afeitaba desde hacía semanas, pero que no lograba pasar de mechones más o menos abultados. Hubiera sido un cuadro perfecto si hubiese despertado tirado debajo de un puente o en una zona alejada de un parque Lo irónico era que la noche anterior había sido la primera sin alcohol en meses. Quizás por eso había podido volver a soñar en colores, con alegría y olvidando los sinsabores de su realidad. Por al menos una noche había vuelto a recordar los tiempos de plenitud. Pero su existencia era más grande que una noche y la realidad lo abofeteó de nuev