La simplicidad entre montañas
Lo simple contiene una contradicción fundamental. A simple vista, pensamos que no contiene mucho. Que no hay mucho que nos pueda brindar. Al fin y al cabo, lo simple se reduce a su simplicidad. A sus pequeñeces, que en lo complejo se reproducen a escala. Pero, a la vez, nos brinda una paz que no nos brinda nada más. Y nos puede regalar detalles que son impensados o invisibles en lo complejo. No es necesario contar grandes acontecimientos. Pueden ser pequeños sucesos. Los pequeños recuerdos, las pequeñas emociones, nos brindan sensaciones de tanta nostalgia que cuesta trabajo encontrar en medio del ruido, el cemento, el plástico y la rutina. Como las montañas que están al oeste, que son imponentes y guardan tras de sí al coloso. Que también están al este. Al norte y al sur. Que están por todos lados. Que le dan la bienvenida al sol y que lo esconden. No digo que no pueda haber rutina en los lugares simples. Quizás en los lugares simples es donde nació la rutina. Qu...