Dicen que verbalizar en parte es exorcizar lo que tenemos dentro, pero lo que tengo dentro es tan horroroso que no puedo ni mencionarlo sin entrar en una crisis. A veces siento que la guerra no me hizo tan mal, pero cuando duermo, los fantasmas vuelven a mi cabeza. Aunque, ojalá fueran fantasmas, porque en realidad son recuerdos. Los recuerdos más horrorosos que puede tener alguien cuando intenta dormir. En el momento en el que cierro los ojos, lo primero que escucho son disparos, y acto seguido, gritos. El mayor problema reside en el hecho de que, en mayor o menor medida, los gritos de un soldado herido deberían ser "normales". Pero los gritos de civiles, no. Y menos si es esos civiles son niños. No hay nada más desgarrador que un grupo de civiles aterrorizados ante una oleada de disparos, incluso si ninguno resulta herido. El miedo ante una ráfaga de balas o el ruido de bombardeos sobrevolando la ciudad de esparce con el fuego en un reguero de pólvora. El asunto es que en a