“Tranquilizate. ¡Tranquilizate por favor! ¡Estás haciendo una locura! ¡NO! ¡NO LO HAGAS, POR FAVOR!”

 

¿Qué hora es? ¿A qué hora me dormí?

Tengo la cabeza abombada, pero me despertaron los gritos. ¿Gritos? Si vivo solo en el departamento. Quizás fue una pesadilla. Pero no recuerdo lo visual, sólo recuerdo los gritos. Pero no era una pesadilla. Y esos gritos, yo los conozco. ¿Era un recuerdo? ¿Alguien me estaba gritando? ¿Es un deja vu? ¿Esto lo viví en la adolescencia? ¿Por qué siento que es algo de mi vida, pero no es de mi vida?

¿Qué hora es? No encuentro mi celular. Tampoco encuentro las paredes para prender la luz.

¿Qué es ese olor? ¿Por qué no veo nada? Aunque fuera de noche debería entrar luz por las ventanas.

¿Me habré dormido en la cocina? Quizás se cortó la luz y ese olor es el de la carne que se está echando a perder en la heladera.

Empiezo a caminar a tientas y trastabillando. Hay cosas tiradas en el piso. Y está mojado. Pegajoso. ¿Por qué estoy descalzo? siento cosas blandas. El olor viene del piso. Pero no sé si agacharme. No entiendo nada...

 

“¿Estás loco? ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué estás haciendo? ¡Dejá eso ahí! ¡Estás loco! ¿No te alcanzó con lo que hiciste? ¡BASTA! ¡DEJALO! ¡DEJÁ DE TORTURARLO!”

 

¿Otra vez en el piso? ¿Me desmayé? Quizás fue este olor nauseabundo. Ya no se puede respirar. ¿Por qué no hay ventilación? ¿Estoy desnudo?

El sueño. Soñé otra vez. Había un llanto. Pero no era un sueño. Eso era lo más angustiante. No vi nada, solamente escuchaba a mi hermano mayor gritarme. Siento que tengo 5 años. Y tengo un nudo en el estómago.

Necesito compañía. ¿Dónde está Coco? No puede estar durmiendo con este olor y este calor.

“Coco. Coco. ¡Coco!”

No viene. ¿Se habrá quedado afuera? Tendría que estar rascando la puerta. Igual, tengo otras cosas que resolver. El piso sigue pegajoso, el aire se está viciando y el olor es putrefacto. En la cocina no estoy, seguro. Ya tendría que haber chocado la mesa, la mesada o la cocina. Si camino para adelante sin cambiar la dirección tengo que llegar hasta algo...

Ahí veo un haz de luz. Pero es casi imperceptible. Maderas. ¿Por qué hay maderas en la pared? ¡Es una ventana! ¿Cuándo tapié las ventanas? Lo importante es que estoy en el comedor. Definitivamente esta es la ventana del comedor. Sigo sin entender nada. ¿A qué hora me dormí? ¿Por qué me dormí donde me dormí, sea donde fuera? ¿Y por qué me duele la cabeza? Quizás fue el desmayo. ¿Pero por qué siento que mis sueños son recuerdos?

¡AY! ¡Hay clavos en el piso! Si están los clavos tiene que estar el martillo. Lo pegajoso llega hasta acá. Agachado el olor es peor. Me marea. ¿Qué es esto? ¿El serrucho? ¿Qué hace el serrucho acá en el comedor? ¿Por qué está pegajoso? ¿Por qué siento que lo estuve usando hasta hace poco? Igual, me va a servir.

Ahora que corté una tabla, algo de luz tiene que entrar, después me ocupo del resto, necesito ver dónde estoy y qué está pasando. La mesa. Mi teléfono. Mi teléfono está arriba de la mesa, lo acabo de escuchar sonar. Se está por quedar sin batería, pero quizás llego a ver la hora. Tengo una sola notificación, es un mail. ¿Un mail mío? El asunto y el cuerpo dicen la misma frase: “Cuidado con lo que hacés”. El mail es de las 2.59. ¿Qué hora es? ¡Se apagó! ¿Podrá ser posible? Parece una pesadilla. ¿Por qué me mandaría un mail yo? ¿Y a dónde estaba a las 3 de la mañana? Ni siquiera recuerdo haberme acostado. Llegué a casa pasadas las 22, vi algo de tele, me preparé la cena, fui al baño. Fui al baño y me mareé. Y me desperté hace un rato, con la primera pesadilla.

Voy a tener que terminar de abrir la ventana si quiero luz. Las maderas también están pegajosas. A ver si por fin puedo ver de qué está cubierto el piso. ¡¿SANGRE?! ¿Por qué mi casa está llena de sangre? ¿Por qué mi cuerpo está empapado de sangre? Necesito desentrañar todo esto. Tengo que apurarme a terminar de destapiar la ventana. Al menos unas tablas, unas pocas van a permitir que entre una cantidad de luz que me ayude. Todo el piso está lleno de sangre. La mesa tiene unas manchitas. Quizás la manché cuando agarré el celular. El celular tiene marcadas mis manos con sangre. No sé si quiero levantar más la cabeza. Pero no puedo resistir el brillo rojo que viene de la pared que da a la cocina.

“Cuidado con lo que hacés”. Tengo ganas de vomitar. ¿Quién es el sádico que pintó mi pared con sangre? Tengo que ir a la cocina. ¿Qué es eso que hay en la puerta? ¿So-son vísceras? Creo que me voy a desmayar…

 

-¿Por qué me hiciste hacerlo?

-Lo hiciste vos solo.

-No, yo jamás lo habría hecho. ¿Por qué me hiciste hacerlo? ¿Quién sos? ¿Por qué me torturás?

-Yo no te torturo. Y no soy nadie más que vos. O sí, soy más que vos, sólo que estaba guardado esperando el momento justo. ¿Nunca te diste cuenta que vivía adentro tuyo? Un montón de veces te invadí. ¿Cuántas veces sentiste mi presencia en tu adolescencia? ¿Creías que eras vos? Un adolescente no tiene la capacidad de generar esos sentimientos. Nunca fuiste más que un envase a la espera de que yo pudiera salir. Dale, despertate, tenés que terminar de ver todo.

 

¿Qué? ¿Quién me estaba hablando? ¿Otro desmayo? ¿Otra pesadilla? La otra voz se parecía a la mía. Pero era más grave y sonaba malvada. Las vísceras, estoy tirado al lado de las vísceras. Creo que voy a vomitar de nuevo. ¿Vomité? No importa, si no vomité voy a vomitar ahora. Estoy temblando. No sé si quiero entrar a la cocina, pero tengo que entrar. ¿Qué es eso que tengo que terminar de ver? Voy a abrir la puerta de a poco.

Hace calor. ¿Por qué de repente tengo calor? Estoy transpirando. Siento calor, pero el calor sale de adentro mío. La cocina sí está iluminada. Necesito pararme en la puerta por si tengo que salir corriendo. Siento una electricidad. ¿Será que hay alguna sorpresa macabra adentro de la cocina? Pero de repente estoy más envalentonado. Ahora quiero entrar a la cocina. Quiero ver qué tengo que terminar de ver. Quiero ver qué hay adentro. Quiero contemplar la obra de mi amo. ¿Mi amo? ¿De dónde salió esa idea? ¿Quién es mi amo? ¿Por qué en el centro de mi cocina hay una escena de crucifixión? ¿Por qué mi perro está crucificado entre dos gatos? ¿Por qué me invade un orgullo y una felicidad en vez de salir corriendo a los gritos?

 

“Porque ahora sos mío”

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