Tau Centi
– Usted está entrando al Sistema Estelar Alfa Centauri. Identifíquese para aprobar su ingreso.
– Aquí el Almirante
Ackbar, capitán de la Nave BJ23–04 de la flota 19–BJ05 proveniente del Sistema
Planetario de Tau Ceti. Solicito permiso para saltar a la Estación de
Navegación que orbita Alfa Centauri B.
– Comprobado el número
de flota, Comandante. Remita la identificación de la nave, su hoja de ruta y
sus permisos de salto. – […] – Recibidos los datos, Comandante. Estoy
comprobando que tiene únicamente permisos para saltar desde o hacia su Sistema
Planetario. No va a poder entrar a Alfa Centauri B hasta que no consiga dichos
permisos. Le recomendamos volver al planeta Tau Ceti e donde podrá realizar la
solicitud más rápidamente para que su nave pueda realizar saltos fuera de su
lugar de origen.
– Imposible Torre de
Control, necesitamos entregar una mercadería sumamente necesaria en el planeta
Alfa Centauri Bb y la misma no aguantaría la vuelta. Por favor, solicitamos la
entrada al sistema planetario a condición de no retirarnos de la estación hasta
que sean enviados los permisos.
– No Nave BJ23–04. No
proceda, desista porque deberemos encender el escudo para prohibirle que
efectivice el ingreso.
– Lo siento Torre de
control, pero necesitamos llegar.
– ¡Desista,
Comandante!
Y en el mismo momento en que terminaron de alinearse los
módulos de hipersalto de la nave apuntando hacia la estación destino, se
encendió un escudo que no permitiría el paso de la nave. Pero ninguna de las
dos personas se dio cuenta de que estaban apretando el botón al mismo tiempo y
la nave, en el momento que terminaba de tomar impulso, se estrelló contra ese
muro de energía diseñado para no dejarla pasar y la onda expansiva de la
explosión se llevó consigo las dos torres de control que sostenían ese tramo de
la barrera.
La noticia se expandió no sólo por los tres sistemas
planetarios de Alfa Centauri, sino también por los sistemas estelares más
cercanos. El grupo de Cetus, con Tau Ceti a la cabeza, había hecho un pedido
formal de explicaciones sobre la situación en que se había destruido un
transporte de cargas de emergencia que llevaba insumos básicos a la desesperada
población de Alfa Centauri Bb. El conjunto de la Nube Interestelar Local había
llamado a una mediación para no terminar en una escalada innecesaria ahora que
la tensión se palpaba entre las partes.
Pero en Tau Centi E había quedado Jackar, el último técnico
que vio la nave y sus tripulantes. A él no le quedaba familia y Ackbar se había
transformado en un hermano en los últimos años estelares, pero ahora lo había
perdido a él también. Y en el silencio de su taller, ahora que para colmo había
disminuido el caudal de trabajo, le daba vueltas y vueltas al asunto, pero no
lograba encontrar una razón para esa soledad crónica que lo acechaba de manera
tan trágica. Hacía tiempo que tenía ganas de retirarse, pero pensaba pedir
lugar para trabajar en la nave de su amigo, que ahora era escombros girando en
torno a tres estrellas a una distancia de varios años luz.
Tan sumido en sus pensamientos estaba que no vio ni escuchó
llegar a un cliente nuevo. Que le resultó conocido cuando bajó de la nave. Nave
que nunca antes había visto, pero que le resultaba extrañamente familiar. Y con
un capitán que lo dejó helado cuando bajó de la nave. Era un Ackbar. Conocía a
grandes rasgos los detalles de la familia de su amigo, pero no conocía
personalmente a ninguno de sus miembros. Y ahora tenía a su hermano ahí
enfrente buscando al último gran amigo del gran capitán. La similitud con Gail
(ese era el nombre de Ackbar) no era sólo física sino también con un nivel de
afinidad increíble.
Ninguno de los dos estaba contento con la situación, Gail
había sido la gran compañía de ellos dos; era él quien los apuntalaba para
mejorar su situación, al menos desde la perspectiva personal. Pero ahora se
habían quedado solos en el universo. Y dada la situación, Garven había decidido
buscar al gran amigo de su hermano.
Y así, después de ir y volver sobre anécdotas del piloto
caído se dieron cuenta de que Gail seguía existiendo como una afinidad entre
ambos. Y que la única forma de no estancarse era dejando de hacer las cosas que
hacían cuando él estaba vivo. Así que partieron, como nuevos compañeros, en
búsqueda de una soledad en común que aplacara la tragedia. O que la eliminara
definitivamente.
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