Juguetes
Una semana hay silencio y tranquilidad. Una cuna llena de juguetes; un monopatín estacionado; un aparador que, en lugar de adornos, tiene más juguetes; cuadros; el televisor; sillas que, en general, no se mueven; un colchón con dos perras que duermen. A veces el televisor está prendido por horas, a veces no se prende en todo el día. La siesta no existe. O al menos no es un momento sagrado durante la tarde. La otra semana, todo se da vuelta. El monopatín, si no se está moviendo, está estacionado en cualquier lado. La cuna no pasa a estar vacía, pero las cosas que tiene entran y salen. A veces las pide desde afuera y otras él pide entrar a la cuna para sacar lo que quiere. La pelota azul vuela gracias a su liviandad, o quizás vuela también la pelota verde, pero es menos liviana y levanta menos altura. A veces también patea una pelotita del árbol de navidad que sacó cuando estaba armado y le quedó entre sus juguetes. Un pianito sin pilas que, de tantos golpes, ya se había quedado tr