Una charla cualquiera
- Fer, Juani, ¿mates?
- ¿Quién va a cebar? Porque si ceba Fer yo no tomo, es horrible cebando mates.
- Uy, perdón, no sabía que teníamos acá una eminencia en mates. ¿En cuántas competencias fuiste jurado?
- Mejor cebá vos Manu, de Fer no puedo esperar ni un chiste bueno.
- Sí, dale, vos seguí bardeándome en público. Después se va Manu y no decís lo mismo.
- ¿Estamos sacando trapitos al sol?
- No sé, decime vos. ¿Tenés algún trapito mío?
- Mirá, si cuento los trapitos que tengo tuyos...
- Jajajaja, no seas imbécil. ¿Cómo estás Manu?
- Bien Fer. Con mucho cansancio, supongo que será la época del año. ¿Dulce o amargo?
- Dulce, dulce. Para amargura tenemos a Fer.
- Claro, porque vos sos la dulzura andante. Contale a Manu los mensajitos que me mandabas anoche.
- ¿Volvimos con los trapitos? Ya te dije que no te conviene.
- ¿Me estás amenazando?
- Yo no amenazo. Es simplemente un recordatorio de que no te conviene jugar con fuego.
- Quizás me gusta quemarme.
- Sí, se sabe que sos medio masoquista, pero no lo hagas tan evidente.
- De hecho, el otro día estuve experimentando con velas.
- No cuentes esas cosas por favor.
- ¿Tenés miedo de algo?
- Ya te dije que vos deberías tener miedo.
- En ningún momento dijiste que debería tener miedo, simplemente me dijiste que no me convenía. ¿Debería tener miedo?
- Vos deberías saber si deberías tener miedo. Están buenos los mates Manu, menos mal que te pusiste a cebar vos. ¿Se acuerdan cuando no se podía compartir el mate?
- Sí, pero bien que vos compartías otras cosas.
- Te estás pasando...
- Gracias, me gusta tomar mate así que trato de cebar buenos mates. No sabía que ustedes se llevaban tan bien.
- ¿A vos te parece que nos llevamos bien?
- Prefiero ser amigo de una hiena antes que llevarme bien con Juani.
- Sí, una víbora es más confiable que Fer.
- ¿Me estás diciendo víbora?
- No, estoy diciendo que una víbora es más confiable que vos. Aprendé a escuchar.
- Sí, siempre me fue mal en comprensión de textos.
- Tus chistes son tan malos como predecibles.
- Pero bien que te reís cuando no hay más nadie.
- ¿Algo más que quieras contar?
- Si querés empiezo.
- No, mejor callate imbécil.
- Ya es la segunda vez que me decís imbécil.
- Si querés te lo digo tres veces, imbécil.
- Ah, pero yo me estaba pasando...
- ¿Quién te manda a hacer chistes tan malos?
- Lo bueno es que reconocés mis chistes.
- La verdad, yo no me había dado cuenta de que era un chiste.
- ¿Viste? Para Manu ni siqueira era un chiste.
- Le falta juntarse más conmigo.
- Pobre, no le hagas eso.
- Deberíamos tomar mates más seguido, Manu.
- Cuando quieras. Como les dije, me encanta tomar mate.
- Sí, pero no tenés por qué bancarte las boludeces de Fer.
- ¿Boludeces? Me estoy indignando.
- Como si tu indignación valiera tanto.
- Sí, me acuerdo de la pandemia. ¡Qué paja!
- ¡Vaya que eres lento, Homero!
- Jajajajaja. Cuando hacés referencias a Los Simpson sí me río.
- Creí que con las cosquillas también te reías.
- ¡Fer!
- Es que soy un perversito.
- Jajajajaja, imbécil.
- Oye, ¡me lo pruebas y me lo sostienes!
- Y sí, sos un perversito.
- ¿Lo has comprobado?
- Uooooh, se picó. Dale, Juani, contestale, ¿lo has comprobado?
- Usted no aprende, ¿verdad?
- Esto se va a poner feo.
- Con resultados sexuales.
- Usted me entiende.
- Cochino degenerado.
- ¡Repíteme eso!
- ¡Oblígame!
- No te pases de listo conmigo.
- Voy a escribirlo en mi máquina de escribir invisible.
- ¿Está haciendo tiempo o es senil?
- Ah, un poquito de esto, un poquito de aquello.
- ¡Qué bueno que te hayas sumado a la ronda de chistes Simpson, Manu!
- Sí, Fer ya me estaba cargoseando.
- Si te encanta.
- Callate, un San Bernardo es menos pesado que vos.
- Por eso yo tengo que ir abajo.
- ¡Basta, cortala ahí!
- Mejor yo me voy y dejo que solucionen sus temas. Nos vemos Fer, Juani, un gusto.
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