Un póster

 Siempre me he reconocido como alguien que no sabe mucho de cine, pero creo que puedo hablar sobre mis gustos. Terminé de ver Inception a las 5 de la mañana en el comedor de mi casa. Me explotó la cabeza. No podía terminar de asimilar todo lo que acababa de ver. No quería irme a dormir. “Tu mente es la escena del crimen” dice uno de los afiches, y mi mente lo único que quería era no ser invadida. “El sueño es real” dice el otro, y yo lo único que quería era no soñar.

Sé que Nolan explicó el final de esa película. Pero hay cosas que prefiero no leer. Me gusta conjeturar sobre el final y el desarrollo. En general cuando veo algo me gusta encontrar detalles, referencias, pequeños hilos que se unen entre distintos lugares de la trama. Inception me dejó un montón de eso y cada vez que veo la película intento encontrar esos pequeños detalles. Siempre termino sintiendo que encuentro cosas nuevas o que al menos es la primera vez que las veo. Y eso es algo que me sucede con pocas películas. Creo que es algo propio de Nolan. Interstellar y Dunkerque me produjeron lo mismo. Siempre que puedo verlas nuevamente es un deleite para mis sentidos. Su trilogía de Batman es algo similar.

La ventaja de haberla visto solo en mi computadora es que tuve la posibilidad de ir retrocediendo y viendo de nuevo las cosas que se me iban escapando. En general hago eso. Entonces una película de dos horas y media se me extiende a tres horas y media tranquilamente. Y ésta era una película que valía la pena poder analizar. Porque además cuenta con una fotografía bellísima. Se nota en la inmensidad de posters que se pueden encontrar.

En el primero que veo, una calle que se dobla al fondo en vertical con techos de edificios a espaldas del elenco en primer plano, con unos tonos azules apagados que no me llaman mucho, pero me ayudan a centrar la vista en lo que importa. El siguiente está en otro ángulo, de nuevo con los protagonistas en el centro, pero con algunos tonos más grises, con nubes al fondo, sin cielo porque el cielo son calles repletas de autos y los techos de los edificios chocan entre sí. El tercero solamente cuenta con DiCaprio de espaldas, con un arma en la mano, con la ciudad llena de agua, una luz al fondo bajo un cielo nublado. Y así sigo encontrando posters en mi búsqueda sobre esta película que amo. Edificios vidriados en distintos ángulos con las personas paradas sobre sus exteriores. Personas saltando del piso a las paredes o de las paredes al techo en pasillos estallando. Una terraza con los protagonistas viendo cómo la ciudad se retuerce. O parados en la playa, a la orilla del mar, viendo las ruinas de una ciudad que sólo dos personas conocieron.

Creo que esta película me gusta tanto que hasta sesga mis preferencias actorales. Si Inception es mi película favorita, ¿cómo su actor principal no va a ser mi actor favorito? Tengo un podio donde lo acompañan Brad Pitt y Johnny Depp, pero lo corona claramente DiCaprio. Y como no podía ser de otra forma, DiCaprio tiene su propio podio donde Django Unchained y The Revenant acompañan a Inception.

Pero lo que más logra dejarme ésta película es la pregunta final con ese tótem dando vueltas sin parar hasta que se apaga la cámara. ¿Tendremos algún tótem sin saberlo? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Vivimos en un sueño? ¿Quién puede asegurarnos que todo lo que nos rodea no son proyecciones de ese sueño y en realidad no existen? ¿O seremos las proyecciones del sueño de alguien más? ¿Realmente no existen las cosas que suceden en nuestros sueños o en los sueños ajenos?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Una charla cualquiera

Los techos curvos